Tal vez no lo recuerdas, pero ya lo dije. O bueno, tal vez no lo dije, pero lo pensé. ¿Eso no vale? ¿Pensar una cosa aunque no lo digas en voz alta? Al fin y al cabo pensar es hablar con uno mismo.
Te irás y yo seguiré siendo el mismo. Tal vez me encuentres un día, años después, y veas en mí trazos de lo que querías que hubiera sido. Te quedará la duda de si lo hice para molestarte o si fue un pequeño éxito tuyo. En el fondo dará lo mismo.
No se talla un diamante tan solo con la ayuda del tiempo.