14.400 veces cada hora, aquel pequeño reloj heredado de su padre le recordaba que la naturaleza del tiempo es desvanecerse, como también se desvanecen el amor, los sueños y la misma vida.
14.400 veces cada hora, aquel pequeño reloj heredado de su padre le recordaba que la naturaleza del tiempo es desvanecerse, como también se desvanecen el amor, los sueños y la misma vida.