LI – Soledad

Un día descubrí que la soledad que tanto pretendía me abrazaba, pero había cambiado de cara, de esencia… No era ya la soledad de los poetas, la del silencio y la lectura sosegada, la de la inspiración y el descanso que aguardaba con paciencia. En algún momento, sin que lo percibiera se convirtió en incomprensión y desencaje, en afonía y en ruido blanco.

Me alejé tanto que ahora no puedo volver al camino. Solo me queda aprender a vivir sin esperar nada, sin reclamar nada, solo.

 

dilectia